El conductor más experimentado debe ir primero para tantear la dificultad de la ruta, la adherencia de la superficie, la peligrosidad de los obstáculos y cualquier circunstancia que necesite cierta habilidad al volante.
En cuanto se sale del asfalto hay que encender las luces de cruce o cortas, aunque sea de día, no es suficiente con las luces diurnas, pues éstas no encienden las luces traseras. Encender las luces se vuelve mucho más importante si se conduce en grupo. Con las luces encendidas, todos los conductores controlarán más fácilmente la posición y trayectoria del resto de vehículos por delante y por los retrovisores, entre la nube de polvo o entre la vegetación. Además, permite a otros usuarios del camino, sean peatones o conductores, distinguir a los vehículos.
El ritmo de conducción de todo el grupo lo marca el vehículo líder, que es el encargado de velar por que todo el grupo sea capaz de seguir el mismo recorrido y de que lleve una velocidad segura, esperando al último vehículo cuando sea necesario. Esto es fácil en los grupos pequeños de hasta cuatro o cinco vehículos. Si el grupo es grande, es aconsejable que cierre el grupo otro conductor con buena experiencia a modo de vehículo escoba, para asegurarse de que todo el grupo sigue la ruta de forma segura.
Cuando el camino no tiene dificultad aparente y la velocidad es mayor (camino de tierra o ripio), es importante mantener una distancia de seguridad grande entre los vehículos para ganar visibilidad, sobre todo si se levanta polvo. Esta distancia de seguridad evita problemas como que un conductor vea tarde una curva, rasante o pozo en el camino y que dos o más vehículos se metan en un barreal, un obstáculo difícil o paso sin salida a la vez.
En nieve o barro, la distancia es muy importante, siempre sin perder contacto visual con el vehículo que va delante y detrás, ya que cualquier imprevisto en la conducción, nos dará tiempo y tendremos margen para realizar cualquier maniobra y evitar un buen golpe con el vehículo delantero o trasero.
En arena, es más importante aún ya que el terreno se suele desmoronar, más aún si debemos maniobrar sobre un médano.
Así como también al subir un médano, el vehículo que nos preside, esperara nuestro aviso una vez que ya estemos del otro lado del médano y el camino quede despejado, para que el siguiente vehículo pueda pasar.
En piedra, la distancia debe de ser siempre mínimo de 4 a 5 mts. Ya que el modo de conducción es el más lento de todos y de conducción muy técnica, dependiendo siempre de la inestabilidad del terreno.
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